Agente Felipe Bulnes: “Estoy convencido de que ésta es una carrera que vamos a ganar”
Son días tensos para Chile. Entre el 4 y 8 de mayo, el país presentará sus alegatos ante la Corte Interamericana de Justicia (CIJ) para convencer al tribunal de su incompetencia para resolver la demanda boliviana. Si los jueces acogen la objeción, se termina el juicio y el triunfo es de Chile. Si no, el país deberá demostrar que no tiene por qué ceder soberanía marítima. A días del litigio, Felipe Bulnes, el agente a cargo de esta misión, confiesa: "Defender los intereses nacionales es, por lejos, el mayor desafío de mi carrera".
Por María José López
Fotos: Verónica Ortíz
Las 27 enmarcaciones que cuelgan de los muros de la oficina de Felipe Bulnes Serrano (45), en el piso 12 de un edificio en pleno Isidora Goyenechea, dan cuenta de la amplia trayectoria de este abogado: diplomas de la UC, de Harvard, retratos familiares con su hijo Mariano; tres fotos con su "ex jefe", Sebastián Piñera, de quien fue su ministro de Justicia primero y luego de Educación; imágenes con sus "ex colegas" de gabinete; y tres fotografías junto al mandatario de Estados Unidos, Barack Obama, con quien se codeó entre el 2012 y 2014, mientras fue embajador de Chile en ese país.
Pero es el escritorio de madera del socio de "Bulnes, Urrutia & Bustamante" el que delata su actual máxima preocupación: una Coca-Cola Light, una billetera y un celular es todo lo que puede verse al lado de la enorme carpeta con la insignia de Cancillería. Ahí archiva las miles de hojas que ha revisado estos días, en las horas previas a presentar los alegatos como agente de Chile en la demanda de Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ), proceso que transcurrirá entre el 4 y 8 de mayo.
A pesar de su agitada agenda –como preparación de los alegatos viajó a París, Londres y Washington a reunirse con los abogados que están a cargo de las presentaciones de Chile–, intenta mantener algunos hábitos de su rutina: suele ir al gimnasio a entrenar en las mañanas, y sobre su velador guarda dos libros: El hombre que amaba a los perros, de Leonardo Padura, y El rey de las bolitas, de Beltrán Mena. Frente a ellos "descansa" su iPad, donde recopila parte importante del material de trabajo que ocupará para defender a Chile.
"En la lógica de Bolivia, todo aquello que no sea una total derrota, es un triunfo. Pero una cosa es el aparato comunicacional de Bolivia y cómo puedan ellos presentar las cosas, y otra es la realidad".
-Deduzco que leyó libros de historia, que se juntó con expertos para entender el caso más allá de las leyes. ¿Cómo fue la preparación? ¿Con quién se asesoró?
-Ufffff... Aparte de haberme juntado con muchas personas, he leído toneladas de libros y artículos sobre las relaciones de Chile y Bolivia. He consumido todo cuanto ha llegado a mis manos, que es un flujo continuo y sin fin.
-¿Cómo está de ánimo?
-Tranquilo y ocupado, poniendo muchas horas diarias en que lleguemos con la mejor presentación posible.
-¿Es éste el mayor desafío de su carrera?
-Indudablemente. Defender los intereses nacionales es, por lejos, el mayor desafío de mi carrera.
El corazón del asunto
En abril de 2013, Bolivia presentó ante La Haya una demanda para solicitar a Chile la negociación de una salida soberana al mar. Entonces, el ex presidente Sebastián Piñera nombró a Felipe Bulnes (RN) como agente del Estado de Chile en este litigio. La elección no fue al azar: el abogado mantiene buenas relaciones con líderes de la Concertación, tiene "carrete" en tribunales y en el mercado es descrito como un "excelente litigante". Bulnes estuvo detrás del juicio por la deuda subordinada entre el Banco de Chile y el Banco Central; del desembarco de Endesa España en el país; del litigio entre Coca-Cola y Cadbury Schweppes; y de la fusión Santander-Santiago, entre otros mediáticos casos. Por lo mismo, cuando Michelle Bachelet lo ratificó como agente ante La Haya en marzo de 2014, en el mundo político hubo apoyo transversal.
Desde el día 1 trabaja codo a codo con el ministro de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz –con quien ha hecho buenas migas-, con los coagentes Claudio Grossman y María Teresa Infante, además de abogados asesores, para hacer frente a la demanda boliviana. Una contienda frente a la cual la presidenta Bachelet decidió, después de un largo proceso de deliberación, impugnar la competencia de la Corte Internacional de Justicia en junio pasado. Una jugada sobre la que Bulnes no tiene dudas. "Nosotros tenemos la convicción de que la Corte no es competente y somos de la idea de que si uno se enfrenta a una demanda ante un tribunal que cree que no tiene facultades para conocerla, lo lógico es presentar esa objeción en la primera oportunidad disponible", explica el abogado.
-¿Cuál será la defensa del país para impugnar a la Corte?
-Chile considera que la demanda boliviana busca alterar lo que está pactado en el tratado de 1904 y, más allá que se intente presentar como una obligación de negociar, es claro que lo que pretende Bolivia es modificar las fronteras que regula ese tratado y el tipo de acceso que tiene al mar por territorio chileno. El tratado de 1904 dice que el acceso es de libre tránsito, perpetuo, amplio, irrestricto, pero no soberano, y lo que persigue Bolivia es convertirlo precisamente en uno de carácter soberano. El reclamo boliviano está excluido de la jurisdicción de la Corte, porque el Pacto de Bogotá en su artículo 6° establece que todas aquellas materias reguladas por tratados vigentes a 1948, que es cuando se firma el Pacto, quedan fuera de la competencia de la Corte. Ése es el corazón de la objeción chilena.
-La Corte podría admitir la excepción preliminar; no admitirla; o bien, señalar que se trata de una excepción que no tiene un carácter exclusivamente preliminar y resolver su competencia al final del proceso. ¿Qué significa cada uno de los escenarios y cuán probable es el primero?
-La sentencia no se va a conocer de inmediato, se especula que será en el último trimestre de este año. Si se acoge la objeción, termina el juicio, lo que implica un claro triunfo para nosotros. Y, por supuesto, presentamos la objeción porque creemos que están dadas todas las bases para que la Corte se declare incompetente. Ahora, como es un tema que lo resuelven 17 jueces, tenemos que estar abiertos a que existan otras alternativas. Pero en una sana combinación de probabilidades y ganas, nos jugamos por este primer escenario. La segunda posibilidad es que se rechace la objeción, caso en el cual volvemos a la discusión de fondo. Si el tribunal resuelve que sí es competente, no quiere decir que está de acuerdo con la demanda boliviana. Si llegamos a esa instancia, tendremos que presentar todos los argumentos de fondo, que explican por qué la pretendida obligación que Bolivia le adjudica a Chile, no es tal, no existe. Y la tercera alternativa, es que la Corte diga, no me pronuncio ahora, sino que voy a resolver esta objeción junto con la sentencia definitiva, caso en el cual, sigue vigente la objeción chilena, sólo que la Corte ha decidido conocer toda la discusión para formarse un juicio más completo sobre si es competente o no.
-Varios expertos aseguran que, con los dos últimos escenarios, Bolivia se sentiría triunfador.
-En la lógica de Bolivia, todo aquello que no sea una total derrota, es un triunfo. Pero una cosa es el aparato comunicacional de Bolivia y cómo puedan ellos presentar las cosas, y otra es la realidad. Y aún si se rechaza la objeción preliminar, cuestión que estimamos bien improbable, no estaríamos más que entrando al fondo del asunto, donde las debilidades del caso boliviano siguen completamente vigentes.
-En general, ¿cómo ha resultado este recurso para otros países? Entiendo que se ha solicitado 42 veces y que en 17 se ha declarado competente...
-Presentar objeción de incompetencia es algo sumamente normal, ha pasado muchas veces, en más de 40 casos, y las estadísticas están bien repartidas en cuanto a resoluciones a favor y en contra, pero no son un muy buen predictor porque cada caso tiene su particularidad.
-¿No es complicado que sea la propia Corte la que resuelve su competencia?
-Pero se ha acogido en otras oportunidades, no es que estemos intentando algo inédito o extraordinario.
-Bolivia alude a una serie de conversaciones que han tenido lugar con Chile de donde desprenden nuestra obligación de otorgar una salida soberana al Pacífico. El canciller boliviano, David Choquehuanca, se refirió a los "derechos expectaticios". ¿Cuánto pesa la tesis del ofrecimiento de soberanía que según Bolivia sí habría hecho Chile?
-Bolivia dice que Chile pasó a quedar obligado a negociar y a ceder soberanía, producto de las distintas conversaciones que han existido en el tiempo. Esto es aún más extremo que el derecho expectaticio, porque este último se sitúa en el ámbito de las expectativas, mientras que ahora se habla directamente de obligaciones. Chile ha sostenido diálogos diplomáticos con Bolivia en el ánimo de favorecer la relación entre ambos países, pensando en el beneficio recíproco tanto de Chile como de Bolivia pero no bajo la idea que ahora postula Bolivia que tendría o habría adquirido un derecho a territorio chileno; y tampoco bajo el entendido que las negociaciones fallidas, dejaban igualmente obligado a Chile, que es lo que sorprendentemente postula Bolivia.
"En general Chile tiene una política de Estado de continuidad en estas materias. Por eso no me pilló por sorpresa que la Presidenta me pidiera continuar en el cargo"
¿Bolivia acatará?
-Hay quienes creen que si la Corte no pide que Chile modifique el tratado de 1904, porque no tiene competencia para ello, podría igual instar a las partes a solucionar la controversia.
-Chile ha tenido una voluntad permanente de dialogar con Bolivia. Bolivia tiene pleno acceso al mar y el hecho de que ese acceso no sea soberano, no implica que no tenga las facilidades básicas y fundamentales para poder desarrollarse en todo lo que sea necesario. Disposición a conversar por parte de Chile la ha habido siempre, pero no bajo el supuesto que Bolivia tiene un derecho a un acceso soberano sobre territorio chileno. El que Bolivia pretenda imponernos la obligación de cederle parte de nuestro territorio. Ésa es una posición improcedente, contraria a nociones básicas de soberanía e integridad territorial y a la cual ningún país estaría por lo demás disponible. Es lamentable que Bolivia no entienda que el futuro de nuestros países no está en un tribunal, ni en el intento de revisar nuestro pasado, sino que en los grados de cooperación que podamos articular conjuntamente para adelante. Hacia allá va el mundo, no mirando las disputas del siglo XIX, sino que proyectándose a las oportunidades de integración que ofrece el siglo XXI.
"En general Chile tiene una política de Estado de continuidad en estas materias. Por eso no me pilló por sorpresa que la Presidenta me pidiera continuar en el cargo"
-De ser adverso el fallo, ¿Bolivia acatará?
-Es algo que ya se ha planteado. Lo ha dicho el canciller Muñoz, y otras autoridades políticas: Bolivia pareciera tener la determinación de seguir con su reclamo marítimo le vaya bien o mal en La Haya, por lo cual, creo que sería muy importante que ellos precisaran si están litigando en La Haya bajo la idea de que van a reconocer sus resoluciones en cualquier evento o sólo si les va bien. Es una pregunta que va a tener que responder Bolivia, y lo va a tener que hacer más temprano que tarde y sin ambigüedades.
-¿Ya están preparándose en caso de que la Corte no acoja el argumento?
-Somos responsables y barajamos todas las alternativas más allá de lo que esperamos que pase. Estamos trabajando todo el tiempo con las distintas hipótesis, sin descuidar ningún flanco, por improbable que lo consideremos.
-Hay quienes creen que Chile está pecando de exceso de optimismo, como ocurrió en el caso con Perú. Esto, pues consideran poco probable que La Haya se inhabilite, y dos, porque los argumentos del caso boliviano son potentes.
-Una cosa es la confianza y otra el triunfalismo. Tenemos confianza en que la razón está de nuestro lado.
La fanfarria, las luces y el factor emocional
-El ex presidente Eduardo Frei manifestó en una entrevista que hay un difícil escenario, pues la CIJ no sólo falla sobre la base del derecho internacional, sino que habla de equidad y otros aspectos.
-Tengo profunda confianza en la solidez de nuestros argumentos y estoy convencido de que ésta es una carrera que vamos a ganar, sea en los 100 metros, o bien en los 1.000 metros, dependiendo de si se resuelven a favor nuestro las objeciones preliminares o si tenemos que ir a discutir el fondo.
-Frei señalaba, textualmente, que "esta es una demanda de expectativas, emocional, y desgraciadamente, ese mensaje ha calado en muchos sectores a nivel internacional".
-Como agente, yo no puedo sino confiar en que el tribunal va a resolver en forma jurídica. Decir algo distinto sería faltarle el respeto a la Corte. Ahora, no estoy ajeno a que existe también una dimensión emocional que Bolivia ha desarrollado con mucha fuerza y que Chile se ha preocupado también de contrarrestar de diversas formas. Pero todo ello siendo fieles a nuestra tradición de seriedad y también demostrando respeto por la Corte, en el sentido de que entendemos que es frente a ella y no en otros foros donde se debe desarrollar el juicio.
-¿Es estratégico mantener un estilo sobrio y sereno en esta materia? Bolivia se presenta como un país perjudicado, pobre, al que le quitaron el mar, que no tiene el desarrollo de Chile y que posee mayoría de poblaciones originarias, una causa que ha tomado vuelo en el mundo.
-En ningún momento se han dejado de considerar esos factores, pero la cantidad de principios que están involucrados, y juegan a nuestro favor, son mucho más poderosos y potentes que los factores emocionales que puedan estar también presentes en la discusión.
-Pero ¿cuánto pesa el factor emocional en un juicio como éste? Expertos explican que hay mucho de eso...
-No soy ingenuo y entiendo que existen esas sensibilidades. Las reglas, los principios y las leyes constituyen un ejercicio prehecho donde se conjugan razones y emociones y se priorizan según su importancia relativa para arrojar una determinada respuesta o solución. Por lo tanto, el creer que los principios y las reglas jurídicas que debe aplicar la Corte sólo se extienden a una parte del problema, o son incompletas pues no dan respuestas a los factores emocionales de un caso, es un error. Obviamente que cuando los países se pusieron de acuerdo, por ejemplo, en que el respeto a los tratados de límites debía convertirse en un principio fundamental del derecho internacional, no lo hicieron en la ignorancia que podrían existir razones emocionales que pudieran empujar a un Estado a pretender imponer unilateralmente su modificación. Pero el principio de la intangibilidad de los tratados se consagra porque la estabilidad y la paz que garantiza entre los países, se superpone por lejos a cualquier factor emocional que pretenda invocarse en el sentido contrario. Y eso lo entiende el juez, el político y hasta incluso alguien sólo guiado por lo emocional.
-Frei fue más allá. Dijo que los miembros de La Haya no son todos jueces, que muchos son ex ministros de Estado, dirigentes políticos, por lo tanto, también hay factores adicionales a los tratados que hay que tomar en cuenta.
-Por supuesto que tenemos preocupación por la dimensión comunicacional y el canciller ha fijado una línea de acción muy clara, donde se han desplegado los ex presidentes, parlamentarios y agentes diplomáticos. Hay muchas gestiones que se hacen y que no se comentan, porque no todo esto se trata de fanfarria y luces.
-Sobre ese punto: Muñoz señaló al DF que la ofensiva comunicacional del Gobierno boliviano ha sido "inédita" y donde no han estado ausentes las descalificaciones. ¿Puede continuar escalando esta "batalla mediática"? ¿Cómo podría afectar esto en los alegatos próximos?
-Es difícil predecir el comportamiento de Bolivia. Es cierto, y lo ha dicho el canciller, que Chile se ha cuidado en cualquier despliegue comunicacional de nunca ofender a las autoridades ni al pueblo boliviano. Y hemos constatado que esos límites no están presentes con igual claridad por el lado de nuestros vecinos, porque ha habido descalificaciones que lamentamos. En todo caso, creemos que al final, lejos de ayudar a su causa, no hacen más que perjudicarla.
-Entre las acciones públicas de Chile, estuvo la de enviar el texto –"Chile y el acceso al mar de Bolivia, mito y realidad"– donde la Cancillería chilena explica, en tres idiomas, la postura frente a la demanda. Y donde se agrega que Chile se gasta entre 75 y 100 millones de dólares anuales, en las consideraciones y beneficios que se le entregan a Bolivia en los puertos... ¿Cómo nace esa idea?
-Nos ha ocupado la ofensiva comunicacional boliviana. Ellos intentan presentar ante el mundo una situación distorsionada de lo que son nuestras relaciones bilaterales. Y así como Bolivia ha pretendido hacerle creer al mundo que no cuenta con un acceso al mar, es de interés de Chile demostrar que no solamente tiene un acceso irrestricto, perpetuo al océano Pacífico a través de territorio chileno, sino que además dispone de ventajas de las que prácticamente no posee ningún otro país sin litoral. Hay más de 40 países en el mundo que no tienen mar y lo que distingue a Bolivia es que cuenta con franquicias y beneficios de los cuales no dispone virtualmente ningún otro Estado. Incluso tiene tarifas privilegiadas y derechos de almacenamiento gratuitos a las cuales no acceden ni los propios chilenos. Entonces, la verdad es que no es un eslogan lo que Chile afirma en cuanto a que Bolivia es una de las naciones mediterráneas que dispone de mayores privilegios en su acceso al mar.
La cercanía con Bachelet, Muñoz y Piñera
-¿Qué se siente haber sido confirmado en su cargo por un gobierno de un signo político contrario al suyo? ¿Le sorprendió?
-Más allá del legítimo derecho que tenía la presidenta de haber cambiado al agente, cuestión que por mi parte no habría sido motivo de ninguna crítica, no me sorprendió, porque en general, Chile tiene una política de Estado de continuidad en estas materias. Por eso no me pilló por sorpresa que la presidenta me pidiera continuar en el cargo. Adicionalmente, tenía la tranquilidad de que se estaba desarrollando un trabajo muy serio y responsable.
-Hay parlamentarios miembros de la comisión internacional que creen que lo ratificaron por un gesto político, luego de que Piñera revalidara a Alberto van Klaveren, como agente ante la demanda de Perú.
-No se confía una responsabilidad así de relevante sólo por un gesto político. Cuando el canciller Heraldo Muñoz, por mandato de la presidenta, me pidió continuar, me transmitió la confianza tanto de ella como de él, en cuanto sentían que era la persona adecuada para seguir defendiendo los intereses del país. Y, de hecho, durante todo el tiempo que he actuado con el actual gobierno he recibido un trato sumamente deferente, lo cual se traduce en un ambiente de trabajo muy cómodo y muy fácil.
"Durante todo el tiempo que he actuado con el actual gobierno he recibido un trato sumamente deferente, lo cual se traduce en un ambiente de trabajo muy cómodo y muy fácil".
-Hay quienes aseguran que usted no estaba 100% convencido de declarar incompetente a La Haya, sino que lo hizo por petición de la presidenta. ¿Es así?
-En esto actuamos como una sola voz, todos detrás de la presidenta y plenamente convencidos de que era la mejor decisión.
-El año pasado usted dijo que hubo "irresponsabilidad y demagogia" en los intentos por pautear la estrategia frente al caso. Esto, a raíz de que parlamentarios y autoridades políticas –entre ellos Sebastián Piñera– hicieran públicas recomendaciones –o presiones– para impugnar a la Corte. ¿Fue el momento más complicado?
-Sí, pero era reflejo del clima ambiente, donde la demanda en La Haya y las opciones que tenía Chile eran un tema muy álgido. Y, si bien a mí me parece que es parte de la democracia discutir sobre estos temas, lo único que busqué preservar es que se pudiera tomar esta decisión con la menor presión posible. Si Chile toma sus decisiones respondiendo a lógicas de política interna, más que a los méritos del punto en discusión, se pueden abrir espacios para decisiones equivocadas y, además, se podía mandar un mensaje erróneo a la Corte de que nuestras resoluciones se adoptan de acuerdo a las necesidades de política local y no de acuerdo a los fundamentos que invocamos para justificar tal o cual paso.
-¿Cómo es su relación con el ex presidente Piñera? Entiendo que usted se molestó en esa oportunidad...
-Muy buena. Dediqué cuatro años de mi vida a servir en su gobierno en distintos cargos de significativa confianza. Eso crea vínculos que no se juegan en una anécdota o un episodio, en una diferencia más o una diferencia menos.
El republicano
-¿Qué siente, viniendo de una familia con historia republicana, estar sirviendo a Chile en esta misión?
-Es un honor, pero también una vocación, donde el sentido de aportar y comprometerse con las responsabilidades públicas es algo importante. Cuando me he involucrado en política, siempre lo he hecho por un sentido del deber. Y así he tomado responsabilidades difíciles: el Ministerio de Justicia es una cartera compleja que impone desafíos duros y con realidades muy difíciles, desde las cárceles en adelante; el Ministerio de Educación lo asumí porque me lo pidió el presidente Piñera, en condiciones extremadamente delicadas; e incluso la embajada de Estados Unidos que se suele presentar como algo más glamoroso...
-O como un premio... cuando lo nombraron embajador, varios consideraron que aquello era un gesto del presidente Piñera por la buena evaluación en sus tareas anteriores...
-Aunque claramente no implica los niveles de tensión que me tocó enfrentar en mis responsabilidades políticas previas y en muchos sentidos es una experiencia extraordinariamente interesante, también lo asumí con un sentido muy preciso, que era lograr obtener el Visa Waiver. Y afortunadamente lo pude hacer. En simple, no concibo el servicio público como una instancia para marcar el paso y eludir riesgos, sino que como un desafío donde uno debe jugársela por producir cambios, marcar diferencias, sin estar todo el tiempo calculando cuánto gana o arriesga en cada responsabilidad que asume o paso que toma.
-Hablando de riesgos, ¿teme fracasar en esta misión?
-Si ese fuera el eje de mis preocupaciones, obviamente que no habría asumido el cargo. Es evidente que si hubiera rechazado ser agente, no tendría que plantearme siquiera la hipótesis. Si no existe un grupo suficiente de personas dispuestas a cumplir funciones públicas delicadas, y las hay muchas, el país simplemente no funciona, retrocede. Afortunadamente, hay muchas personas que entienden y asumen el servicio público con igual o mayor intensidad que yo.
-¿Cómo le explica a su hijo Mariano la importancia del papel que hoy encabeza para Chile?
-No obstante sus doce años, a él le interesan muchos los temas limítrofes y de soberanía, así que más bien es él quien se encarga de recordarme la responsabilidad que tengo.
Fuente: Revista Capital